domingo, 7 de abril de 2019

Reseña del libro "30 maneras de quitarse el sombrero"

 






Título: “30 maneras de quitarse el sombrero”
Autora: Elvira Lindo
Editorial Seix Barral Biblioteca breve, Barcelona 2018
N.º de páginas: 285








Elvira Lindo es una escritora que conozco desde hace años cuando escribía en el semanal del periódico El País, sus artículos eran de los pocos que leía, los temas que trataba, sus puntos de vista y la naturalidad con la que escribía me ha llevado a seguirle la pista y seguir su trayectoria literaria. Cuando salió a la luz el lanzamiento de su nuevo libro 30 maneras de quitarse el sombrero me sentí muy atraída por su lectura, no solo porque me gusta Elvira como escritora sino por el contenido del libro, biografías sobre las mujeres que le habían influido en su vida. Posiblemente por ser mujer, pertenecer a su misma generación y haber vivido las mismas circunstancias sociales y culturales me siento muy identificada con lo que Elvira Lindo escribe. Empecemos por el principio con respecto al libro que aquí reseño, la portada, es muy descriptiva, muy sugerente, seguramente los diseñadores de la editorial hayan querido elegir una imagen que trasmita el mensaje de fondo que hay en el libro, las mujeres “inconvenientes” que por lo que piensan o lo que hacen, por ser auténticas y diferentes, la sociedad no les permite su paso. ¿Y qué imagen elegir? ¿Una mujer desgarbada, desaliñada, abandonada, triste y pasiva que quiere parecer atrevida? ¿Por qué perpetuar estos clichés? La imagen provoca, confunde y sobre todo vende pero en mi opinión la imagen elegida con rojo pasión que se ofrece en la portada está más cerca de las imágenes de la época del destape en España con un toque moderno que de las mujeres luchadoras que se retratan en el libro. Como artista y psicóloga soy consciente de la importancia que tiene la imagen para trasmitir mensajes y estoy segura que los diseñadores también pero resulta contradictorio que prefieran vender a ser fieles a los ideales a las mujeres “convenientes”.
Pasando a su lectura Elena Poniatowska, premio Cervantes 2013, escribe un precioso prólogo que nos habla de la generosidad de Elvira al escribir sobre otras escritoras, músicas, poetas,…, de su autenticidad al escribir sobre ellas y de lo que podemos aprender con su lectura. Luego iniciamos los treinta relatos que conmueven. Yo los he leído muy despacio, prácticamente uno por día, si se quiere profundizar en su lectura aconsejo que así se haga para no mezclar sus historias y poder reflexionar sobre ellas buscando sobre los acontecimientos, películas, obras de teatro o libros a los que se hacen referencia, pero el que quiera una lectura entretenida puede leerse en un par de días por la viveza de sus historias. Hace un recorrido histórico de personajes desde los que han influido en su infancia hasta su madurez. Me conmovió el capítulo que habla de “Tristana” la obra de Benito Perez Galdós que la leyó en tres ocasiones a lo largo de su vida y en cada una de ellas tuvo una lectura distinta y me acordé lo que decía Jane Austen: “¡Los libros! Estoy segura de que nunca leemos los mismos, o por lo menos con idénticos sentimientos.”. En este libro nos sorprende la nostalgia y la tristeza que emanan de muchas de las vidas que describe, de las ilusiones incumplidas, del fracaso, la soledad y hasta el desamparo y en estos momentos el toque de humor que caracteriza a Elvira se convierte en ocasiones en ironía Hay muchas maneras de hacer que una mujer se calle. Una es la directa:”callate”. Esta la muy habitual de no cederle la palabra. O cedérsela pero no escucharla. La más ruin de todas: ridiculizarla hasta conseguir que se amedrente”. También nos contagia de esos momentos felices que se viven en la vida y “que duran lo que un helado”, en un viaje a Boston visitó la casa de Louisa May Alcott escritora de Mujercitas uno de sus personajes Jo March fue modelo para ella y junto al escritorio “sentí felicidad, sólida como la presencia de esa mujer del siglo XIX, que estaba ahí, en su mesa, escribiendo ese libro para mí. Os lo juro que la vi”. En cada mujer que retrata refleja algo de ella misma y de las mujeres en general, tiene la cualidad de describir momentos en los que nos hemos podido sentir identificadas, Alice Munro, una cuentista canadiense y premio Nobel de Literatura en 2013 comienza a escribir desde pequeña y “su madre retiraba el cuaderno a un lado, como si quisiera dar a entender que estaba haciendo algo tan prosaico como la lista de la compra” a veces es peor la falta de consideración que el propio enfrentamiento, así que como Alice Munro algunas mujeres con vocación artística nos hemos visto obligadas a sentir desde pequeñas “Una vida doble, aquella que se desarrollaba a la vista de todos, como esposa y madre, y esa otra tan oculta como firme y poderosa, la que le proporcionaba un mundo interior que le permitió crearse una existencia paralela desde los doce años”. La riqueza del libro está además en que también hace un recorrido por mujeres de distintos ambientes y condiciones, mujeres que sufrieron el Holocausto o del continente africano. Conforme vas leyendo los relatos vas conociendo más a Elvira Lindo: la niña, la adolescente, la joven y la mujer, pero cuando llegas ya al final, en el relato veintiocho, conoces también a la escritora, no habla de ella, habla de Truman Capote pero como si en un espejo se mirara habla de lo que es importante en un escritor, su sensibilidad y su sentido críticola habilidad mágica con la que utilizaba el lenguaje no ha perdido lustre, y aquello que pervive, lo que ha superado el paso del tiempo, no es esa malicia compulsiva que marco su personalidad si no un alma literaria que se muestra sensible hacia los humildes y sarcástica hacia quien lo tiene todo”. También es curioso que para hacer un resumen de los enfoques de su libro lo haga desde el retrato biográfico de un hombre, el único que aparece en el libro, no sé si es una casualidad o tiene alguna segunda lecturaMe gusta contemplar a las personas que me han influido o marcado en la primera fase de sus vidas… Y siempre observo en todos ellos algo común: un talento para soportar la adversidad y una voluntad innata de observar el mundo y explicárselo a si mismos”. La obra termina con una autobiografía que en mi opinión no era necesaria, y me permito decir que  por el tono en el que escribe creo que para Elvira también está de más, nos describe con naturalidad su infancia pero fundamentalmente es una crítica a las críticas recibidas a algunas de sus obras, la verdad es que no le falta razón, nos estamos volviendo demasiado asépticos con los niños y las dificultades en las publicaciones de Manolito Gafotas podrían parecer increíbles pero como maestra puedo confirmar que en las escuelas también sucede. Puede ser una opción publicar en su libro lo que ha sucedido con parte de su obra pero rompe la linea literaria del resto del libro.
Considero que es un libro que ofrece un gran enriquecimiento literario y humano no solo por todo lo que he dicho si no también por todos los libros que se nombran y que pueden dan lugar a nuevas lecturas.