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miércoles, 30 de octubre de 2024

RESEÑA DEL LIBRO ARTESANAS DE LA VIDA. MUJERES DE LA EDAD MEDIA.


 

Título: Artesanas de la vida. Mujeres de la Edad Media

Autora: María del Carmen García Herrero

Institución “Fernando el católico” (C.S.I.C.)

Excma. Diputación de Zaragoza en Zaragoza, 2009

Número de páginas: 477

 

 

 

 

 

El veintitrés de abril de este año me regalaron Artesanas de la Vida. Mujeres de la Edad Media. Había hablado sobre la condición de la mujer con una historiadora y estábamos de acuerdo en que no ha avanzado tanto como creemos, en la misma Edad Media las mujeres tenían consideraciones de poder que ahora incluso las hemos perdido. Ella me habló de este libro y de la documentación histórica que había sobre el tema. Con motivo del día del libro y considerándome como “artesana de la vida aragonesa” me regaló este precioso libro.

No es una novela, es un libro de varios ensayos sobre la vida y las mujeres medievales. Yo lo he leído como curiosa del saber y poco a poco sin un interés determinado quizá para recuperar la memoria de todas esas mujeres que de una forma anónima han formado parte de la Historia con mayúsculas.

De los tres grandes capítulos que forma el libro, el que más me ha gustado ha sido el primero, el que habla de la feminidad y los espacios femeninos de la Edad Media sobre todo porque como nos dice la historiadora las mujeres de aquella época “...me despiertan un sentimiento de admiración y respeto, me muestran formas de ser, estar o actuar en el mundo…”. El segundo capítulo, Protagonistas, nos cuenta las vidas de cinco mujeres aragonesas importantes de la Edad Media, al leerlo me sentía en los edificios de la ciudad donde nací, en las pinturas y en los monumentos de los pueblos y ciudades donde vivieron “...las pintoras tuvieron discípulos y discípulas y existió una tradición de mujeres dedicadas a este arte que transmitieron su saber formando a otras mujeres...” Concluye el capítulo diciéndonos “...este trabajo es la primera respuesta a un reto interesante y hoy estamos convencidas que que mulieres religiosae abundaron y fueron respetadas en Zaragoza durante siglos…”. El último capítulo que nos habla de las Costumbres y leyes fundamentalmente las basadas en el Fuero de Jaca es muy difícil de leer sin sentirse afectada sobre todo cuando habla de la marital corrección y ver que en nuestra sociedad todavía las mujeres seguimos sufriendo la misma violencia de género, en este tema la historiadora nos dice que “Durante muchos años he evitado, aplazándolo para más adelante, afrontar el tema de la marital corrección, un tipo de violencia contra las mujeres bajo medievales infligida por sus maridos, una modalidad de castigo permitida y aceptada socialmente”.

El libro en mi opinión ha cumplido su propósito, ofrecer una completa documentación histórica de las mujeres aragonesas en la Edad Media, junto con los textos a modo de ensayo escritos por María del Carmen García Herrero y las correspondientes notas al margen de las citas bibliográficas a las que se refiere, también hay exhaustivo índice de personas y lugares y unas fotografías de las imágenes a través de las cuales también la historiadora se ha documentado. Pero lo que a mi también me ha llamado la atención son los textos originales de los documentos en los que María del Carmen García recopila la información, no solo porque retrata la sociedad sino también porque podemos ver como ha evolucionado el lenguaje, y con ellos recuerdo el libro que fue Premio Nacional de Ensayo en 1992 de Emilio Lledó “El silencio de la escritura” que según este autor “La experiencia historiográfica no sólo consiste en el análisis de lo que el texto dice, sino en el descubrimiento de lo que el texto oculta”. Y aquí en el silencio de los textos dice también la filosofía de aquella época, es decir, la forma de relacionarse en la Edad Media y que organizaba sus vidas Las filosofas y pensadoras de la diferencia sexual llevan tiempo realizando una indagación constante sobre la autoridad y libertad femeninas y sobre la autoridad materna, cimentada en la entrega del cuerpo y de la palabra”.

Comentando con otras personas la lectura de este libro me dicen que les sorprende que no siendo historiadora haya podido leerlo entero y aunque siendo sincera no he leído todos los apéndices y todas las notas al margen, me pregunto que es lo que me ha atrapado en su lectura y es que a través de los comentarios y opiniones personales de la historiadora he visto también a la mujer aragonesa que hay en ella, la mujer que quiere conocer sus orígenes, lo que ha influido en su crecimiento personal y sobre todo que disfruta de ello: El deleite que experimento al contemplar la Visitación sin duda es mío, pero no me pertenece... “”Ahora, al haber vivido más, no suelo sentir la urgente necesidad de defenderme frente a tópicos...”

A veces lo más insignificante es lo que nos lleva a decidir leer un libro o no, en alguna ocasión la portada, el tipo de letra o la fotografía del autor, pero en este caso fue un comentario de la persona que me lo regaló. Recuerdo que mi madre me contaba como mi abuela le preparaba caldos de gallina para cuidar de ella cuando fue madre y también recordaba a mi madre cuando vino a cuidarme cuando nacieron mis hijos y para ella era muy importante que tomara ese caldo de gallina que era mucho más que alimento, era esa relación establecida entre madres e hijas, ese vínculo amoroso que emanaba autoridad frente a los hombres. La amiga que me regaló el libro es mucho más joven que yo y me contaba que estas costumbres se narran en el libro, ella me lo decía como una costumbre de la antigüedad, sin embargo, para mi era algo muy cercano y me encantó la idea de conocerlo y además conocer otras costumbres y otras formas de relacionarse las mujeres en el pasado.

Coincidiendo con la lectura del último capítulo que habla de la marital corrección que era la misión que el marido tenía en su condición de ser superior de corregir las conductas de la mujer incluso usando la violencia esta semana ha sido noticia cómo un personaje público ha ejercido agresiones sexuales a varias mujeres, estamos en pleno siglo XXI y la ley no lo permite como en los siglos en los que se narra el libro, pero sin embargo, toda esa violencia del pasado sigue sucediendo en el presente“... una mujer podía ser generosa, ingeniosa, benigna, elocuente, compasiva y pacífica, por ejemplo, pero si vivía libremente su cuerpo, las fuentes jamás la llamarían “buena”. En la actualidad sigue habiendo un trato de superioridad de los hombres frente a las mujeres, sigue habiendo violencia y hasta asesinatos. Aconsejo su lectura porque si conocemos los errores del pasado evitaremos cometerlos. Quizá esta reflexión final no la hubiera hecho de no haber sido por esta noticia y me hubiera quedado con lo que no estamos acostumbrados a escuchar y es el valor y la autoridad de las mujeres en la sociedad a lo largo de la Historia.

martes, 12 de noviembre de 2019

Reseña de " El verano sin hombres"



 






Título: El verano sin hombres
Autora: Siri Hustvedt
Editorial Anagrama, Colección Compactos, Barcelona
Traducción de Cecilia Ceriani










Siri Hustvedt era una desconocida para mi hasta que a través de los medios me enteré de que le había sido concedido el Premio Princesa de Asturias a las Letras. La escuché en el discurso de la entrega de premios y me quedé cautivada por su autenticidad y elocuencia. Si escribe como habla, en el mejor sentido de la palabra, sus libros tienen también que capturar al lector, me dije. Solo quedaba elegir el libro que más le representaba. Descubrí que además de ficción escribía ensayos y poesía, pero me decanté por las novelas, quería saber cómo fotografiaba a la mujer alguien que “había decidido no ser educada y no quedarme callada” como ella misma nos declara en su discurso. Me arriesgué con la novela El verano sin hombres que en principio sólo por el título me pareció la típica novela feminista con el típico argumento, de una mujer típica en una sociedad no tan típica. Pero una vez leído desmintió mis prejuicios, yo la hubiera titulado Las edades de la mujer. El argumento es una excusa para entregarnos a una mujer que en un diálogo constante con el pasado y con su presente nos muestra todas sus debilidades y fortalezas a lo largo de su vida. Aunque la autora no se centra en un solo personaje ni sigue  un orden cronológico para contarnos la historia “seguir un orden cronológico suele ser un recurso narrativo sobrevalorado” yo empiezo por  Flora, una niña feliz con sus juegos “y pasé a ser espectadora de su parloteo, bailoteo y canturreo” pero que necesita de un objeto de apego, una peluca de rizos, para superar los celos al hermano y las discusiones de sus padres ; a Emma, Ashley, Peyton, Alice, Jessica, Joan y Nikki, un grupo de adolescentes que “sus “yo” estaban revueltos e intentaban descubrir lo que significaba tener otro papel en la vida, ponerse en la piel del otro, pertenecer a otra familia, a otro lugar”; Lola, la joven vecina casada con Pete un hombre que por su trabajo viajaba mucho, tienen dos hijos: Simón, un bebé de meses y Flora la niña que antes he nombrado. Lola había estudiado una diplomatura de arte pero se dedicaba a su familia, aun así en los ratos libres intentaba ser ella misma haciendo joyas para vender “cruzó mi mente la incómoda certeza de haber carecido casi siempre de un espacio para mí y lo mío, de haberme visto limitada a garabatear algo durante un momento robado”; Mia la protagonista, una mujer más allá de la mitad de la vida que la retrata como esposa abandonada y madre de Daisy que lucha contra el estigma de la enfermedad mental, aparentemente fuerte sin trabas para conseguir la libertad pero “...la culpa, la debilidad y la angustia de pensar que si tanto me esforzaba en ser admirada y amada sería porque en realidad, era un ser insignificante”; y al final de la vida, Los Cisnes: Georgiana, Regina, Peg, Abigail y su madre, cinco ancianas de más de ochenta años que habían sobrevivido a los hombres y aun siendo conscientes de que la muerte les podía sorprender en cualquier momento “compartían una fortaleza mental y una autonomía que les otorgaba un envidiable lustre de libertad”.
En las primeras líneas conocemos ya el argumento de la novela, Mia Fredricksen una escritora que le abandona su marido, un reconocido científico, por una compañera de trabajo, ella después de toda una vida de convivencia con él le cuesta mucho superarlo hasta tal punto que cae en una enfermedad mental. Ella es hospitalizada, experiencia que le dejará marcada y que nunca olvidará. Cuando se recuerda en aquellos momentos no se reconoce, como no le reconocía su hija cuando iba a visitarla, aparecía bajo los efectos de la medicación, rígida y sin expresión, aniquilada de sus emociones. Y ¿quién da más? Además de tener que superar el abandono de su marido y el estigma de una enfermedad mental nos habla de lo que tuvo que superar en el colegio cuando era joven, del ostracismo al que le sometieron sus compañeras  y como borraron su identidad “En aquella época yo sentía como si alguien me hubiera echado una maldición, algo que no podía demostrar, solo intuir, porque los crímenes eran menores y en su mayoría ocultos… las burlas y los murmullos, las llamadas telefónicas anónimas, el silencio como respuesta”. Para recuperarse vuelve al pueblo de su infancia donde vive su madre en una residencia de ancianos. Allí inicia un taller de poesía con las jóvenes adolescentes y en donde nos dice “Ya no estoy loca estoy dolida”. Recibe anónimos que le critican su comportamiento, en un principio le asustan, pero conforme van siendo más explicativos parece reconocer al autor incluso llega a esperarlos como si de un confidente se tratara.
Hustvedt escribe en primera persona con un lenguaje directo, audaz y melancólico. Descripciones familiares, afectivas llenas de naturalidad y ternura. Algunas veces con guiños eróticos con el hermetismo que encierra el lenguaje. Es un libro lleno de contrastes, nos habla de las esperanzas de una juventud que tiene todo el tiempo por delante frente a la situación de las ancianas, sus pérdidas de memoria y la espera a la muerte. Contrasta las actitudes de los hombres, de sus silencios, de la falta de comunicación sobre sus emociones frente a las mujeres que desnudamos el alma entera con el simple hecho de escuchar a Beethoven. Nos regala momentos cinematográficos cuando hace paralelismos de las situaciones de sus protagonistas con el cine. “Todos debemos dejarnos llevar por la imaginación y proyectarnos, de vez en cuando, para tener la oportunidad de ataviarnos con esos trajes largos y esos fracs de un tiempo que nunca fue ni será”.  Científicos, filósofos y escritores deambulan por sus narraciones y también intercala poemas, cartas, correos electrónicos y continuos guiños al lector.
Si yo hubiera escrito el libro a la condición de relegada de la mujer hubiera añadido el retrato de una sociedad que no muestra solidaridad y ayuda cuando se sufre el abandono de tu marido y además te encierran por una psicosis reactiva. En esas circunstancias donde la mujer está siendo víctima “mucho de lo que nos pasa depende del azar, de cosas que escapan a nuestro control, depende de otros”  hemos sido testigos que la familia y amigos la  someten  al tercer grado culpándola de la situación, llenándola de reproches y lo que es peor creando una espiral de silencio donde no puede expresar sus emociones. Mia recibe apoyos y no se siente castigada socialmente por ello. Es envidiable como su hermana en cuanto se entera de su hospitalización toma un avión y va a visitarla para darle el apoyo que en esas circunstancias se necesita. En nuestra sociedad incluso son los propios médicos los que le dirían que cómo ha llegado a esa situación, los médicos que reclaman que no haya estigmas sociales con los problemas de salud mental son los que estigmatizan a los propios enfermos incluyéndolos en el grupo de síntomas que su ordenador les permite escribir sin preocuparse sin son o no fieles a la verdad y ofreciendo como único tratamiento el farmacológico. Leer que Mia recibía apoyo de su medica por teléfono, que en plena recuperación de su enfermedad la sociedad le permiten realizar un taller con adolescentes, que tenga el apoyo de su hermana, me parecía estar leyendo la situación de una sociedad muy lejos de la que nosotras vivimos.
El final no lo voy a desvelar, pero tampoco creo que sea concluyente. Puede ser el que Siri Husvedt nos escribe o podría ser otro, pero creo que eso no importa ni siquiera para la propia autora, lo importa es que Mia, no sea una criatura aislada que interaccione con los demás y vaya acumulando información sobre sí misma y la vean de verdad.

Siri Hustvedt en la entrega del Premio Princesa de Asturias a las Letras
No sé si este libro es el que más le representa, sí sé que no es el que más fama le ha dado, os aconsejo leerlo porque además de disfrutar de su calidad literaria nos permite romper el silencio sobre lo que nunca se escribió. “Amables lectores que estáis ahí fuera. Solo quería que lo supieseis”. En una entrevista que le hicieron le preguntaron si era autobiográfico porque encontraban muchos paralelismos con su vida, ella dijo que todos los autores se apoyan en las experiencias vividas para escribir, pero porqué no hacian esa pregunta nunca a los hombres.

domingo, 7 de abril de 2019

Reseña del libro "30 maneras de quitarse el sombrero"

 






Título: “30 maneras de quitarse el sombrero”
Autora: Elvira Lindo
Editorial Seix Barral Biblioteca breve, Barcelona 2018
N.º de páginas: 285








Elvira Lindo es una escritora que conozco desde hace años cuando escribía en el semanal del periódico El País, sus artículos eran de los pocos que leía, los temas que trataba, sus puntos de vista y la naturalidad con la que escribía me ha llevado a seguirle la pista y seguir su trayectoria literaria. Cuando salió a la luz el lanzamiento de su nuevo libro 30 maneras de quitarse el sombrero me sentí muy atraída por su lectura, no solo porque me gusta Elvira como escritora sino por el contenido del libro, biografías sobre las mujeres que le habían influido en su vida. Posiblemente por ser mujer, pertenecer a su misma generación y haber vivido las mismas circunstancias sociales y culturales me siento muy identificada con lo que Elvira Lindo escribe. Empecemos por el principio con respecto al libro que aquí reseño, la portada, es muy descriptiva, muy sugerente, seguramente los diseñadores de la editorial hayan querido elegir una imagen que trasmita el mensaje de fondo que hay en el libro, las mujeres “inconvenientes” que por lo que piensan o lo que hacen, por ser auténticas y diferentes, la sociedad no les permite su paso. ¿Y qué imagen elegir? ¿Una mujer desgarbada, desaliñada, abandonada, triste y pasiva que quiere parecer atrevida? ¿Por qué perpetuar estos clichés? La imagen provoca, confunde y sobre todo vende pero en mi opinión la imagen elegida con rojo pasión que se ofrece en la portada está más cerca de las imágenes de la época del destape en España con un toque moderno que de las mujeres luchadoras que se retratan en el libro. Como artista y psicóloga soy consciente de la importancia que tiene la imagen para trasmitir mensajes y estoy segura que los diseñadores también pero resulta contradictorio que prefieran vender a ser fieles a los ideales a las mujeres “convenientes”.
Pasando a su lectura Elena Poniatowska, premio Cervantes 2013, escribe un precioso prólogo que nos habla de la generosidad de Elvira al escribir sobre otras escritoras, músicas, poetas,…, de su autenticidad al escribir sobre ellas y de lo que podemos aprender con su lectura. Luego iniciamos los treinta relatos que conmueven. Yo los he leído muy despacio, prácticamente uno por día, si se quiere profundizar en su lectura aconsejo que así se haga para no mezclar sus historias y poder reflexionar sobre ellas buscando sobre los acontecimientos, películas, obras de teatro o libros a los que se hacen referencia, pero el que quiera una lectura entretenida puede leerse en un par de días por la viveza de sus historias. Hace un recorrido histórico de personajes desde los que han influido en su infancia hasta su madurez. Me conmovió el capítulo que habla de “Tristana” la obra de Benito Perez Galdós que la leyó en tres ocasiones a lo largo de su vida y en cada una de ellas tuvo una lectura distinta y me acordé lo que decía Jane Austen: “¡Los libros! Estoy segura de que nunca leemos los mismos, o por lo menos con idénticos sentimientos.”. En este libro nos sorprende la nostalgia y la tristeza que emanan de muchas de las vidas que describe, de las ilusiones incumplidas, del fracaso, la soledad y hasta el desamparo y en estos momentos el toque de humor que caracteriza a Elvira se convierte en ocasiones en ironía Hay muchas maneras de hacer que una mujer se calle. Una es la directa:”callate”. Esta la muy habitual de no cederle la palabra. O cedérsela pero no escucharla. La más ruin de todas: ridiculizarla hasta conseguir que se amedrente”. También nos contagia de esos momentos felices que se viven en la vida y “que duran lo que un helado”, en un viaje a Boston visitó la casa de Louisa May Alcott escritora de Mujercitas uno de sus personajes Jo March fue modelo para ella y junto al escritorio “sentí felicidad, sólida como la presencia de esa mujer del siglo XIX, que estaba ahí, en su mesa, escribiendo ese libro para mí. Os lo juro que la vi”. En cada mujer que retrata refleja algo de ella misma y de las mujeres en general, tiene la cualidad de describir momentos en los que nos hemos podido sentir identificadas, Alice Munro, una cuentista canadiense y premio Nobel de Literatura en 2013 comienza a escribir desde pequeña y “su madre retiraba el cuaderno a un lado, como si quisiera dar a entender que estaba haciendo algo tan prosaico como la lista de la compra” a veces es peor la falta de consideración que el propio enfrentamiento, así que como Alice Munro algunas mujeres con vocación artística nos hemos visto obligadas a sentir desde pequeñas “Una vida doble, aquella que se desarrollaba a la vista de todos, como esposa y madre, y esa otra tan oculta como firme y poderosa, la que le proporcionaba un mundo interior que le permitió crearse una existencia paralela desde los doce años”. La riqueza del libro está además en que también hace un recorrido por mujeres de distintos ambientes y condiciones, mujeres que sufrieron el Holocausto o del continente africano. Conforme vas leyendo los relatos vas conociendo más a Elvira Lindo: la niña, la adolescente, la joven y la mujer, pero cuando llegas ya al final, en el relato veintiocho, conoces también a la escritora, no habla de ella, habla de Truman Capote pero como si en un espejo se mirara habla de lo que es importante en un escritor, su sensibilidad y su sentido críticola habilidad mágica con la que utilizaba el lenguaje no ha perdido lustre, y aquello que pervive, lo que ha superado el paso del tiempo, no es esa malicia compulsiva que marco su personalidad si no un alma literaria que se muestra sensible hacia los humildes y sarcástica hacia quien lo tiene todo”. También es curioso que para hacer un resumen de los enfoques de su libro lo haga desde el retrato biográfico de un hombre, el único que aparece en el libro, no sé si es una casualidad o tiene alguna segunda lecturaMe gusta contemplar a las personas que me han influido o marcado en la primera fase de sus vidas… Y siempre observo en todos ellos algo común: un talento para soportar la adversidad y una voluntad innata de observar el mundo y explicárselo a si mismos”. La obra termina con una autobiografía que en mi opinión no era necesaria, y me permito decir que  por el tono en el que escribe creo que para Elvira también está de más, nos describe con naturalidad su infancia pero fundamentalmente es una crítica a las críticas recibidas a algunas de sus obras, la verdad es que no le falta razón, nos estamos volviendo demasiado asépticos con los niños y las dificultades en las publicaciones de Manolito Gafotas podrían parecer increíbles pero como maestra puedo confirmar que en las escuelas también sucede. Puede ser una opción publicar en su libro lo que ha sucedido con parte de su obra pero rompe la linea literaria del resto del libro.
Considero que es un libro que ofrece un gran enriquecimiento literario y humano no solo por todo lo que he dicho si no también por todos los libros que se nombran y que pueden dan lugar a nuevas lecturas.