domingo, 25 de junio de 2023

Reseña del libro Los que Miran.



 

TÍTULO: LOS QUE MIRAN

AUTORA: REMEDIOS ZAFRA

EDITADO EN MADRID en FÓRCOLA EDICIONES en 2016

NÚMERO DE PÁGINAS:136

 

 

 

 

Dicen que el duelo al sufrir una pérdida no es el mismo para todas las personas, que algunas al año de perder a un ser querido empiezan a sentir que lo han superado, otras tardan diez años en darse cuenta que la vida sigue y algunas no lo superan nunca “...ignoro dónde podría yo amarrar mis ojos para olvidar…”. Nuestro querido y últimamente perdido Javier Marías nos cuenta en el libro Los enamoramientos que una vez que perdemos a alguien comenzamos una nueva vida y que difícilmente podríamos aceptarlos de nuevo. Sin embargo, Remedios Zafra en su novela los personajes siguen conectados después de esa separación física a través de sus cosas, de los espacios que habitaron, de sus recuerdos e incluso de su mirada. Aunque su escritura es diferente a la de Virginia Wolf me recuerda en su manera profunda de expresar los sentimientos de los seres humanos.

Este libro me lo compré porque la autora se llama como yo, Remedios, en un grupo de tertulia literaria al que pertenecía en una red social nos sugirieron como juego buscar escritores con nuestro nombre, yo no conocía a ninguno e Internet me brindó la oportunidad de conocerla. Es la segunda vez que lo leo, la primera estaba todavía en el duelo de haber perdido a mi madre, anoté frases, pero no encontraba las palabras para hacer una reseña personal sin escribir sobre mí más que sobre el libro. Así que lo aparqué en la estantería y pasado un tiempo como una deuda pendiente lo he vuelto a leer, esta vez motivada sobre todo por el título, siempre me han parecido muy valiosas las personas que miran.

Es un libro extraordinario para reflexionar sobre la vida, sobre la muerte, sobre las relaciones con las personas y sobre todo sobre esta nueva forma de relacionarnos a través de las redes sociales “…donde lo privado ya no se encadena a la oscura intimidad de antes, donde todo precisa ser visto e interpretado para existir…”, pero donde, y eso es mi opinión, uno elige para no perder su identidad ni cambiarla. Paralelamente a las emociones de los personajes la autora nos hace unas valentísimas reflexiones sobre la influencia de la comunidad, de la tribu como ella nos dice, en nuestras vidas. León un niño que tiene que cuidar su tía porque se ha quedado huérfano, es el que nos lleva de la mano a todas estás reflexiones. En una ocasión un filósofo José Antonio Marina abrió una página web para que maestros, educadores y padres no nos sintiéramos solos en la educación, su lema era “la tribu educa” con la idea de formar comunidad aquellos que teníamos los mismos criterios educativos, aunque yo no participé mucho, me valió para escribir mi opinión y que el mismo en persona me contestara que no estaba sola. En el libro la idea de tribu también es relativa a las influencias que recibimos, pero no tan positivamente porque no siempre nos educa y sobre todo no la elegimos “...es mentira que pueda elegir...”. La familia, los amigos y los espacios que frecuentamos son los que conforman nuestra percepción de la realidad, pero a veces nos oprimen y no nos dejan ser libres en nuestras decisiones. León es un niño libre y siente cómo sentiría un león en su hábitat, la creación de su yo está en el estado más puro y su tía así quiere que se mantenga y hará todo lo posible para que así sea.

El libro está dividido en tres capítulos en los que podría decirse que sigue un orden cronológico, pero sobre todo en como van evolucionando sus emociones, las de la protagonista, el niño y la familia. Es un estilo directo que interpela al lector y hasta puedes darte por aludido. El título lo estamos recordando en toda su escritura, en la primera lectura intenté hacer el juego de escribir las múltiples formas en que la escritora nos define mirar, pero hubiera escrito el libro entero, al principio cuando la protagonista pierde su hermano no encuentra en los demás el afecto que espera “…lo digo pensando si los que miran y callan pudieran mostrarnos así una solidaridad si no sincera, simbólica…” ”...soportar la sentencia de las miradas de los otros...” y en muchas ocasiones nos define que es mirar sin nombrar el verbo mirar como cuando nos dice “...un párpado ajeno no puede mover a un párpado que sucumbe…”.

El lenguaje fluye y parece que lo que dice es lo que tiene que decir, que no hay otra opción, que sale de dentro, no sé si la escritora intenta trasmitir al lector que piensa lo que siente o quiere hacernos sentir lo que piensa. Es un libro lleno de musicalidad, pasión y poesía. Remedios Zafra da valor a la escritura, a la importancia de verbalizar los sentimientos y escribirlos como primer paso para superar los problemas Despojada de mediadores y de máscaras alcancé una paz que desde hace años no sentí” . Aunque desde luego no es una novela costumbrista si nos descubre cómo las viejas creencias de los milagros y las viejas costumbres no son sólo eso sino una manera de sentir que los muertos no se van sino que se quedan “… y me da que morirse es algo que acontece allí donde se vive cada día…”” ...la gente no tiene ni idea de que mientras fingimos habitar en el mundo habitamos todo el rato en esa colcha o en aquella imagen…”

El libro termina con todos los elementos que ha ido utilizando a lo largo del libro para darnos su opinión en como utilizarlos: las miradas, las partes de nuestro cuerpo que nos hacen sentir las miradas, la muerte, las gentes, los amigos y los enemigos. Nos ofrece un final que sin desvelarlo os cuento que valora la importancia de estar conectados, con nuestra voluntad y la del otro, con nuestros sentimientos y los del otro, con nuestras experiencias y con las que nosotros mismos elaboramos “… agradezco ese regalo de la imaginación o del recuerdo donde mínimamente se trastocan los tiempos, y que en esos segundos seamos niños y seamos viejos”. Y yo creo que será nuestra propia mente la que nos permita esos viajes en el tiempo que tanto deseamos.

En los últimos tiempos creo que sin darme cuenta elijo lecturas para prepararme a los duelos que por mi edad aun siendo relativamente joven me toca ir viviendo. El filósofo Félix de Azua en la presentación de su libro El futuro del Arte dice que las artes explican el mundo y elige la música como el único arte que nos da conocimiento emocional del mundo, pero creo que si alguien consigue manejar el lenguaje lo suficientemente bien puede crear ese mundo emocional y dárnoslo a conocer. Remedios Zafra lo hace en este libro “… Hablan no sólo de un tiempo y de una muerte confusa proyectada en las letras sino de nuestra forma de habitar junto a los otros...”