miércoles, 8 de marzo de 2023

RESEÑA del libro "POR SI LAS VOCES VUELVEN"de Ángel Martín

 


TÍTULO: Por si las voces vuelven

AUTOR: Ángel Martín

LUGAR DE PUBLICACIÓN: Barcelona

FECHA: noviembre de 2021

Número de páginas: 256


Enciendo la radio y escucho la frase “mi gramo de locura”, me alegró saber que tener un gramo de locura no es tan malo, creía que era la frase de alguien que terminaba en ese momento de hablar, pero era un programa de radio que estaba terminando dedicado al testimonio de distintas personas que hablan de sus problemas mentales o actividades relacionadas con este tema. Este pasado mes de diciembre de repente también en la radio escuché la frase “por si las voces vuelven” y resultó ser el título de un libro, este libro que acabo de leer y que me regalaron por Navidad. Yo al igual que Ángel Martín nos cuenta en su libro, tenía callado mi problema, mi ingreso y la situación que cambió mi vida y por la que tuve que empezar de nuevo. Consideraba que con el estigma social que hay con las personas que han padecido alguna enfermedad mental, lo mejor era no decir nada a quien no sabía y disfrazar la realidad que yo había vivido para que las personas que me rodeaban me ayudaran a empezar de nuevo simplemente considerándome la misma de siempre y la verdad es que esta actitud me ayudó y mucho. Coincidiendo una vez más con el testimonio de Ángel Martín sólo cuando lo superas puedes hablar de ello e incluso leer un libro como éste donde te vas a ver más que retratada porque sólo el título lo dice todo, por esa razón esta reseña a la vez que voy contando de qué trata el libro y mis impresiones me voy a permitir porque así el autor nos propone que cuando hablemos de su libro también hablemos de nuestras experiencias.

Si tuviera que resumir brevemente el libro diría que es un monólogo escrito con toque de humor de alguien que vivió un brote psicótico. No podemos esperar encontrarnos con lo que normalmente entendemos por literatura porque su estilo es directo y utiliza un lenguaje muy coloquial incluso con emoticonos. Pero sin embargo, es un testimonio tan sincero y lo trasmite de una manera tan abierta que incluso podríamos hablar de una nueva forma de expresión literaria heredada del lenguaje que utilizamos en las redes sociales. A la vez su lectura puede ser terapéutica porque para las personas que lo leemos ofrece formas de afrontar los problemas mentales o de otro tipo, ese es su objetivo y en mi caso lo ha cumplido. El autor consciente de que no todos los lectores somos iguales, ni las razones que nos han llevado a leerlo son las mismas, nos hace sugerencias para no sentirte acomplejado si no quieres seguir leyéndolo o te sientes crítico ante lo que cuenta como me pasó a mi al principio que consideraba que  hablaba de una manera muy frívola de una situación tan complicada.

En el libro no sólo nos cuenta su historia personal y su evolución sino que también de manera trasversal nos plantea diversos temas como: la empatía, la telepatía, la sensibilidad, la creatividad, las redes sociales, el lenguaje y la psiquiatría. Cómo vivió su enfermedad mental está contado en dieciséis capítulos que siguen un orden cronológico desde el inicio de su enfermedad, cómo fue su ingreso hospitalario y la recuperación. 

 De todos los temas tratados hay un tema que creo que es muy importante en la actualidad y que yo también he vivido y es cómo las tecnologías en general pueden afectar a nuestra vida real y crear realidades paralelas en las que vivimos con muchos problemas. Coincidiendo con la lectura del libro y preocupada por este tema acudí a escuchar una conferencia sobre el Metaverso, allí especialistas en el tema nos hablaron de un futuro en el que quizá terminaremos acostumbrándonos a vivir en dos realidades, la analógica y la virtual, también se habló de la posible huella digital que dejará en nuestros cerebros y yo me pregunto si estos problemas que ahora catalogamos como enfermedad mental de crear distintas realidades no será ya un preámbulo de todo lo que nos espera y que nos afecta especialmente a un tipo de personas u otras según nuestros rasgos de personalidad. Para entender esto os cuento dos ejemplos uno me pasó de muy pequeña, la televisión acaba de llegar a nuestras casas y estando en casa de una amiga su abuelita estaba viendo una película de indios y vaqueros, pasamos por delante de la tele y ella asustada empezó a gritar “quitaros, quitaros que os pillan” cualquiera de no saber que esa anciana era la primera vez que veía la tele hubiera pensado que tendría demencia, pero no era así y ella encontró una respuesta adaptada según sus experiencias a una situación que nunca había vivido, sentía como real aquella escena de caballos galopando hacia nosotras. La otra situación me afectó a mi directamente, fue hace unos años con el ordenador personal recién llegado a casa, lo utilizaba cuando en mi entorno no era muy habitual, vamos que fui pionera en muchos de sus usos y observé que aparecían anuncios de lo que yo hablaba en casa, de lo que yo buscaba en el ordenador; que Google (ahora lo sé) decidió cambiar mi pantalla de inicio con noticias seleccionadas de lo que yo estaba interesada; que creó en sus actualizaciones (ahora también lo entiendo) un bloc de notas que yo no pedí creyendo que todo lo que allí escribía alguien lo leía, vaya que llegué a pensar que alguien estaba hackeando mi ordenador y mi vida; que estaba siendo vigilada y que alguien que me debía querer mucho que yo lo personifique en alguien cercano a mi me estaba ayudando a través del ordenador y también de mi móvil, aquel Motorola moderno donde como novedad podías recibir noticias y alguien se comunicaba conmigo encriptando historias como también Angel Martín creyó en sus ámbitos, donde los mensajes de texto se escribían ya con un texto predictivo que todos conocemos ahora, pero que entonces era tan nuevo que yo llegué también a pensar que era una forma de comunicarme con aquella persona que tanto me debía querer y que nunca he llegado a conocer. Yo además estaba pasando por un momento muy difícil de mi vida y no tenía amigos de confianza con quien hablar de algo que me confundía tanto. No muy tarde conocimos como funcionan las cookies y apareció la autorización a usarlas o no, al principio el derecho a la privacidad no existía. Ahora conocemos que es la Inteligencia Artificial la que nos ayuda a escribir nuestros mensajes y con la que nos peleamos tanto, que podemos autorizar o no el uso de algunos de nuestros datos y también conocemos que las web cam pueden ser utilizadas aunque tu no lo sepas y que todo lo que hablas en voz alta es capturado por los algoritmos de Google para enviarte lo que tu deseas o no. Hay quien dice que los ordenadores y redes sociales vuelven loca a la gente y en mi caso de alguna manera lo fue, me pasó como a la ancianita que creía que los indios montados a caballo se estaban metiendo en el salón de su casa. Recordemos que antiguamente también lo decían de los libros que leer mucho era muy peligroso sobre todo para las mujeres; cuando aparecieron los coches se decía que quién se subía en ellos era un endemoniado y con las fotografías que robaba el alma de las personas “creo que hemos olvidado lo frágiles que somos” nos dice Ángel Martín. Y yo creo que mi problema mental mal diagnosticado tuvo que ver mucho con todo aquello y me atrevería a decir que en el caso de Ángel Martín también influyó. La sociedad necesita formarse en todos estos temas, ahora incluso disfruto de la información que recibo porque yo la elijo y de los nuevos amigos con los que comparto muchas cosas.

Avanzando en el libro el autor nos relata que recibió terapia, medicación y se recuperó, pero creo que es importante contar que en mi caso y el de otras personas que conozco no fue así. La salud mental en nuestro sistema deja mucho que desear, el tratamiento se limita a la medicación y si es necesario un ingreso hospitalario puede causarte más problemas que no tenías y minar tu autoestima hasta desaparecer tu identidad y en mi caso hasta perder mi trabajo. En el hospital leer una revista, montar en bicicleta estática, colorear un mándala o escuchar la radio se convirtieron en mi salvavidas y a la vez en un reto porque no encuentras apoyo ni en médicos, enfermeros o cuidadores tienes que responder al perfil diseñado para tu enfermedad. Tener el apoyo de familiares, amigos o compañeros hubiera sido también algo muy importante en mi recuperación como le sucedió a Ángel Martín, pero en mi caso todos desaparecieron, salvo mis hijos.

Otro de los temas que también nos señala el autor esta relacionado con la sensibilidad, lo que unos percibimos no es lo mismo que otros, que lo que unos ni lo ven, ni lo oyen, ni lo sienten, otros sí. En la exposición del Espacio Fundación Telefónica, Cerebro(s) hay destacada una frase que dijo Leonardo da Vinci: “Todo nuestro conocimiento tiene su origen en nuestras percepciones” y claro nuestras percepciones no son iguales en todos como nos dice Ángel Martín en el libro ”cuando te vuelves loco tus sentidos se agudizan a niveles increíbles” “los niveles de endorfina, dopamina y oxitocina se habían disparado” “mientras estuviste loco, tu cabeza amplificó detalles insignificantes que para ti habían pasado inadvertidos todo el tiempo...”

También nos habla de la empatía en varias ocasiones pero yo la quiero resaltar cuando el cree estar loco porque creía hablar con su perro por telepatía y hay que recordar que los perros tienen empatía como los humanos y son capaces de percibir emociones de sus dueños y leer sus gestos y movimientos para este tema aconsejo leer un libro que también he reseñado en este blog “La era de la empatía” de Frans de Waal. Incluye  las conversaciones telepáticas con su novia de las que hay mucha literatura y que quizá en un futuro se expliquen científicamente y no sean producto de una mente enferma sino diferente.

Por último, otro tema muy importante son las mentes creativas ya que en el mundo de los artistas o porque se conocen más o porque se dan más, hay muchos casos de enfermedades mentales. Algunos artistas consiguen llegar a momentos realmente creativos con drogas, como él, pero no necesariamente es la causa de desarrollar una enfermedad mental. La creatividad podría hasta explicar las conversaciones encriptadas que Angel Martín  mantuvo en sus redes sociales creando otra realidad paralela. Creo que como humorista y actor como el mismo nos dice reconoce “el valor de las palabras y el poder de las preguntas”.

Lo que en mi opinión da un valor extraordinario al libro es su desenlace ya que encontramos como propuesta de superación (aunque no lo quiero desvelar del todo) ”volverme loco es de lo mejor que me ha pasado en la vida” y para recuperarse rescata las cosas que le ayudaban a sentirse en paz porque las disfrutaba de verdad, hasta se pregunta “¿Y si en realidad no estuve loco?”

Aconsejo su lectura porque nos va ayudar a todas las personas afectadas de alguna enfermedad mental y también a los no afectados porque conociendo podemos luchar contra el estigma de las enfermedades mentales. Se dice que la pandemia y el estar confinados ha traído muchos problemas mentales y ahora se empieza hablar con cierta naturalidad. Espero que mi reseña también abra otras puertas en las investigaciones que no sólo tengan que ver con la química de nuestro cerebro.

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