Título: “Orgullo
y prejuicio”
Autor: Jane Austen
Traducción de Ana
María Rodriguez
Colección Millenium
publicada por El Mundo, Madrid
N.º de páginas:
279
Después de leer a
Margaret Drabble me creé la deuda de leer a Jane Austen ya que se la
comparaba con este clásico de la literatura inglesa y como os conté
en su reseña, reconocí no haber leído nada de esta autora inglesa.
Se ha hablado mucho de Jane Austen y del cambio que supuso su estilo
en la literatura, inició una novela que no se había escrito hasta
entonces con personajes e historias de la vida cotidiana. Uno puede
pasarse años sin saber de ciertos autores y de repente en la decisión de leerlos todo confluye en ellos. Sin ir más lejos el
otro día atendí a una conferencia de un especialista en literatura
inglesa, John Mullan, sobre las formas fantásticas en la literatura
gótica de los siglos XVIII y XIX, mi intención no era saber de esta
autora sino del arte fantástico en general, sin embargo, mi sorpresa
fue que Jane Austen apareció como representante de este tema con su
primera obra “La abadía de Northanger”. Según John Mullan
aunque no es tan conocida como otras obras es la mejor de
Austen, fue la primera que escribió pero se publicó después de
las otras más populares, el editor la dejó en la estantería y fue
su hermano quien hizo que se publicará en 1818. En esta obra
satiriza la ficción de la novela gótica, la protagonista cree que
la vida es como en las novelas que lee y a modo de Quijote vive sus
aventuras. En ella empieza a mostrar ese refinamiento social que será
constante en sus novelas y puedo afirmar que también en “Orgullo y
prejuicio”. En su día vi la película que se estrenó en 2005
sobre la novela que reseño pero en esté caso me he alegrado de no
tener buena memoria para no desvelarme a mi misma el final, está escrita con
unos planteamientos magistrales que ni la propia autora nos da pistas
de como puede acabar. En esa confluencia que antes hablaba, la
semana pasada tuve la posibilidad de ver “La joven Jane Austen”,
estrenada en el año 2007, nos narra una parte de la vida de la
escritora, en ella se refleja su personalidad que al igual que Lizzy en “Orgullo y Prejuicio”, no acepta
los matrimonios por convencionalismos sociales y que coartan el
desarrollo personal sino las relaciones fruto del amor y las
decisiones personales, pero el final de su vida no es como el de
sus personajes, murió joven y aunque si conocíó el amor no llegó a casarse.
En "Orgullo y Prejuicio" se narra la historia de
una familia de clase media inglesa, Mr. y Mrs. Bennet que tienen cinco hijas,
casi todas en edad de casarse: Jane, Lizzy, Lidia, Mary y Kitti, la
madre quiere buscarles marido de clase burguesa acomodada para
que enriquezcan a la familia y aseguren su porvenir. Mrs. Bennet
tiene la mirada puesta en un apuesto y rico vecino que ha llegado
nuevo a vivir cerca de ellos, Mr. Bingley. Este joven tiene familia,
amigos y conocidos que irán apareciendo a lo largo de la novela, entre ellos
está Mr. Darcy que protagonizara una historia de amor con Lizzy,
también será importante la intervención de Wickham un caballero
forastero de buen porte, como nos lo presenta Austen. El abanico de
personajes y relaciones se va abriendo haciendo un perfecto retrato de la sociedad burguesa del siglo XIX, entre ellos aparecen: Miss Darcy, hermana de Mr.
Darcy; Charlotte, amiga de Luzzy; Mr. y Mrs. Hurst familia de Mr.
Bingley; Mr. y Mrs. Philips, tíos de las chicas; Mr. y Mrs. Gardiner
familia de los Bennet; Mr. Collins primo clérigo que heredará la
casa de los Bennet cuando muera Mr. Bennet.
Las palabras orgullo y
prejuicio y lo que ellas definen son unas constantes en la novela, de
una manera sencilla y directa muestra como el orgullo y los
prejuicios conviven en una sociedad llena de normas que para quien
las aceptaban permitían una vida cómoda aunque encorsetada.
“Con una gran
dosis de prejuicio hacía cuanto pudiera decir, empezó a leer la
relación de lo ocurrido en Netherfield”. “Pero además de
los sentimientos del corazón no fue menos elocuente en el tema de la
ternura que en el del orgullo”. Aunque
esta sociedad que nos muestra Jane Austen no creo que ninguno de los
que vivimos en el siglo XXI deseemos que vuelva, hay que reconocer que son muy envidiables todos esos momentos en los que sus
personajes se deleitaban con la conversación, la lectura en voz alta o la música interpretada por ellos
mismos. ”Nadie, excepto Mrs. Bennet, lamentaba que
su estancia fuera tan breve, y empleó la mayor parte del tiempo en
visitar vecinos con su hija y organizar frecuentes veladas en su
casa.” Describe
las situaciones y las emociones con sencillez, riqueza y
gran verosimilitud y te
permite meterte en las escenas de una forma totalmente real. “-¡Con
que bajeza he obrado- exclamó-,… ¡Qué humillante es este
descubrimiento!, pero ¡cuan merecida esta humillación!”.
La
escritora tiene una gran habilidad para mostrarnos a unos personajes
reales que reconocen sus errores, cambian en sus pensamientos, en
ocasiones parecen altivos o intransigentes y en otras aprenden y
cambian. En todo momento sabemos cómo se sienten y porque actúan de
una manera u otra. Nos quiere mostrar las dificultades de las
relaciones en una época donde el honor, el decoro, la prudencia y el
interés decidían por todos, pero a su vez tienen una gran
sinceridad, reconciliación y reconocimiento que más de uno de
nosotros querríamos en nuestra sociedad. “No me lo recuerde,
por favor; olvidemos ese episodio. Le aseguro que hace tiempo que me
avergüenzo de todo ello.”
Es
un gran libro, como consideran algunos es una de las joyas del milenio, aconsejo leerlo con una mirada
distinta a como los distintos medios nos lo han presentado y el que
decida leerlo una segunda o tercera vez que piense como nos dice la
autora que nunca leemos los mismos libros porque nosotros no somos
los mismos.
“¡Los libros!
Estoy segura de que nunca leemos los mismos, o por lo menos con
idénticos sentimientos.”.
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