sábado, 19 de abril de 2025

RESEÑA DEL LIBRO EL ELOGIO DE LA SOMBRA

 



 

Título: El elogio de la sombra

Autor: Junichiro Tanizaki

Editorial: Siruela, Biblioteca de ensayo, 47ª edicción, Madrid

N.º páginas: 92


Acudí a una consulta médica y ahora que los espacios, sean los que sean, se convierten en lugares de reflexión e incluso de meditación, allí estaba sobre una estantería, a modo de atril, este pequeño libro, me acerqué a él como una maestra pensando que sería un libro para niños por su tamaño, para esas manitas pequeñas y que les encantan a los niños porque están hechos a su medida, pero el título no era precisamente un título para niños, leyendo el nombre del autor pensé que trataría sobre filosofía oriental, tomé nota y en cuanto salí de la consulta me lo compré con esa gran ventaja que tenemos ahora de encontrar online todo lo que nos gusta y que antes tenías que estar buscando de librería en librería y que posiblemente ni llegabas a encontrar. Sin prisa lo puse en la lista de mis lecturas y aquí como “una mujer en la sombra” en “...el mejor lugar para gozar de la punzante melancolía de las cosas en cada una de las cuatro estaciones…” escribo la reseña de este libro. Mi madre le hubiera gustado comprar un quinto o sexto piso de altura porque tienen más luz, pero sólo quedaba el segundo, en esta mi casa de la infancia entra luz por los salones e iluminan prácticamente al resto de las habitaciones que dan a un patio donde no entra la luz del sol. Podría pensar que es “El elogio de la sombra” en este momento de mi vida.


El libro es como un caramelo que se lleva en la boca y que poco a poco y durante un rato sientes el mismo sabor hasta que se acaba. Las cosas que están en las casas japonesas, los espacios sin adornos, los paneles de wasi que separan las habitaciones, el autor nos explica que es lo que hace que la luz acompañe a las casas tradicionales de Japón, esa luz natural que pasa de una habitación a otra porque no hay muros que las separen y elogia las sombras que producen “… es un placer de naturaleza mística, con un ligero saborcillo zen”.

Creo que en contraposición a esa cultura zen de elogiar la sombra el autor conoce muy bien la cultura occidental de elogiar la luz intensa, la luz del sol “...una casa de occidente no puede tampoco prescindir del tejado, pero su principal objetivo consiste no tanto en obstaculizar la luz solar como en proteger de la intemperie...” y haciendo historia de los orígenes de su forma de vivir nos explica como la cultura japonesa valoró la sombra “...y así como nuestros antepasados, obligados a residir, lo quisiéramos o no, en viviendas oscuras, descubrieron un día lo bello en el seno de la sombra y no tardaron en utilizar la sombra para obtener efectos estéticos…”

En estos tiempos también de estar conectados todas las personas a través de las redes sociales y en mi interés de conocer otras culturas me he acercado a estas culturas orientales y puedo disfrutar a través de su música, su arte, sus videos o sus fotografías como ellos de la claridad tenue hecha de luz exterior “...sino más bien una variación de intensidad, poco más que un cambio de humor en la persona que mira…” y entender porque a mi me gusta tanto “...como si al permanecer en ese espacio perdieras la noción del tiempo, como si los años pasaran sin darte cuenta, hasta el punto de creer que cuando salgas te habías convertido de repente en un viejo canoso…” y a la vez también entender porque a la cultura japonesa le gusta tanto la cultura mediterránea y que según el autor no todos están de acuerdo en adoptar ese modo de vida “...nuestro pensamiento y nuestra propia literatura no habrían imitado tan servilmente a Occidente y, quien sabe, probablemente nos habríamos encaminado hacia un mundo nuevo completamente original”.

El libro es es un regalo para la literatura, es un ensayo escrito en una prosa poética preciosa, escrito con delicadeza, pero también directa sin miedo a decir la verdad. No sé si es una casualidad que en mis últimas lecturas esté cerca de la cultura oriental, acabo de terminar de leer el libro La belleza de lo cotidiano y recordaba mis tiempos de formación en la Escuela de Artes aprendiendo el oficio de ceramista y que huía de todo lo que mostraba el paso del tiempo porque creía que había que buscar lo nuevo o también leer este pequeño ensayo sobre la sombra de la que precisamente también siempre he huido con mi mentalidad occidental de  buscar la luz y el sol sin valorar las sombras como parte de la vida. Nunca hubiera creído que buscando amigos, diversión y viajar me encuentro respuestas al dialogo interno que tengo desde siempre y como me dijo un amigo poder encontrar relaciones que me ayuden a crecer y me den una enseñanza valiosa.

Aconsejo su lectura aunque no precisamente para todos tiene que significar lo mismo, yo empecé a leerlo creyendo que Tanizaki nos iba a plantear los aspectos filosóficos del el yin y yang de la vida, pero no es así directamente es más bien un ensayo sobre el interior de las casas japonesas y sus tradiciones aunque yo en mi lectura lo haya relacionado con mis propias vivencias.


sábado, 5 de abril de 2025

RESEÑA DEL LIBRO "LA BELLEZA DEL OBJETO COTIDIANO"


 

RESEÑA DEL LIBRO “LA BELLEZA DE LO COTIDIANO”

Título: La belleza de lo cotidiano

Autor: Soetsu Yanagi

Traducción por Álvaro Marcos

Editorial GG, SL, Barcelona, 2020

Con la colaboración de The Japan Folk Crafts Museum

Al despertarme el día de mi cumpleaños tuve este libro como regalo, quien me lo regaló me conocía muy bien. Llegó en un momento de mi vida que no leo mucho y no sé si es por eso o porque lo he considerado un objeto cotidiano, he tardado en leerlo unos cuantos meses, ha permanecido en la estantería y ha sido como otros objetos un compañero constante en mi vida en los últimos meses. Quizá este proyecto de salvar deudas pendientes con los libros haya cambiado en mi y mi actitud ahora sea dejar fluir la necesidad o no de leer.

Creo que lo que voy a decir ahora lo debería contar al final, pero anticipo que con este libro he aprendido a valorar los objetos deteriorados o gastados como objetos que han tenido una vida y una historia“...en el pasado, los objetos cotidianos eran tratados con cuidado, con una actitud muy cercana al respeto…cuanto más se usa un objeto más aflora su belleza… originan una sensación de intimidad e incluso de afecto…”. Recuerdo que no entendía cuando mi abuela mantenía aquellos platos con muescas o aquella cuchara de palo tan desgastada que formaba parte de su identidad.

El libro está dividido en dieciséis capítulos, al principio hay una breve biografía sobre el autor Soetsu Yanagi, fue un crítico de arte y pensador japonés que se dedicó al estudio de la artesanía japonesa del pasado dándole un significado filosófico. Aunque nos habla en concreto de esta artesanía sus reflexiones nos sirven para valorar la de todas las culturas e incluso los objetos que compramos para nuestras casas en la actualidad. Empieza definiendo la artesanía popular japonesa, su necesidad, sus objetivos y me ha llamado la atención que valorar la funcionalidad de los objetos forma parte de su belleza “confinar la belleza a la apreciación visual y excluirlo de la practicidad de los objetos ha demostrado ser un gran error del hombre moderno”. En el segundo capítulo que yo diría que da título al libro, nos habla de los artesanos libres sin la vanidad del artista, de los objetos que tienen realmente alma y de las personas que los usan que son los que hacen la belleza de los objetos cotidianos: la historia puede falsificar hechos, pero la belleza verdadera nunca puede ser falsa”. En los siguientes capítulos conocemos la cerámica de Karatsu, el tejido Bashofu de Okinawa, la belleza de la seda de Kasuri, las características del atuendo acolchado del Norte de Japón el Kogin:“El kogin es un producto único, imposible de replicar en ninguna otra parte, exclusivo de Tsugaru” y que sin embargo algunos modistos en la actualidad han intentado imitar y que yo sin saber su funcionalidad y su origen me he sentido atraída y estoy segura que es por “...la libertad necesaria para crear el kogin…” También dedica un capítulo a xilografía como un método de estampación que “...busca la libertad de expresión y aborrece las restricciones…” . Incluye las características de una pintura popular anónima el Otsu-e con un valor utilitario destinada a satisfacer las necesidades religiosas de la gente común que aunque se compra a bajos precios y como recuerdo de viajeros es muy importante en la vida de la gente. Y por último nos habla de mi querido Washi, ese papel típico japonés que reconozco y no conocía su nombre “En el campo del arte, la intuición es mucho más importante que el intelecto, pues está mucho más cerca de la esencia de la belleza”. Dedica unos capítulos a artistas japoneses: al escultor y monje budista Mokujiki del siglo XVIII que según nos cuenta “No es que yo escogiera estudiarlo, sino que. Más bien, fui yo el escogido para la tarea” sentimiento con el que yo también me siento muy identificada, es curioso que separándome más de un siglo de existencia y perteneciendo a una cultura muy lejos de la que yo he vivido me sienta tan cerca en su forma de pensar y disfrutar de la belleza.

Otro capítulo lo dedica al pintor y monje budista Sesshu del siglo XV nos lo presenta con una situación que yo también la he vivido en algunas situaciones “Cuando lo vi por primera vez, no vi el sello, ni pensé en él en ningún momento. Esta forma de contemplar una obra de arte puede tildarse de simplista, pero la pintura era superlativa en sí misma, y con eso me bastaba.”

Al final del libro nos hace pensar sobre la diferencia entre ver y conocer “Ver y conocer no son necesariamente la misma cosa, Cuando esa coincidencia se da, no existe nada más afortunado…” “...las personas que están interesadas primordialmente en las “circunstancias” de las obras de arte tienen pocas posibilidades de llegar a aprehender alguna vez su esencia…””...tu mente debe estar limpia de pensamientos impertinentes…”

En el momento en el que Soetsu Yanagi escribió el libro estaban sucediendo unos dramáticos acontecimientos políticos en Corea y siguiendo sus nobles sentimientos y creyendo que no podía quedarse callado frente a eso escribió una carta como un amigo con quien hablar, es realmente una carta universal y conmovedora, que aunque la escribe por el problema que esta sufriendo el pueblo coreano en ese momento serviría para hablar de los problemas que estamos viviendo también en la actualidad en el mundo “… me niego a creer que el mal triunfe sobre el bien…” ...creo también que el arte serena el espíritu humano y hace del mundo un lugar más bello…” “...muchos de nosotros estamos intentando de todo corazón defender y proteger el que debería ser el verdadero destino de la humanidad…”

Y el libro termina con el triunfo de un proyecto que se inició en 1926 construir un museo dedicado a la artesanía popular japonesa “Todos nos sentíamos poderosamente atraídos por la belleza y todos compartíamos una pareja sensibilidad estética… Percibíamos una belleza incomparable en una multitud de cosas que hasta entonces habían permanecido ignoradas…” El museo se construyó como El Museo de Artesanías Populares de Japón y su objetivo no era sólo exhibir objetos sino que el museo se considerarse como una obra de arte en sí misma que honre a los ciudadanos ordinarios de la nación.

Leyendo el libro no podía dejar de recordar esa bella canción de Joan Manuel Serrat que a tantos nos gusta Aquellas pequeñas cosas define el espíritu del libro. También recuerdo un pequeño libro que leí hace muchos años cuando era catequista en una parroquia católica “Los sacramentos de la vida” de Leonardo Boff aunque el libro no trata de arte ni artesanía si utiliza los objetos de la vida cotidiana y la naturaleza para hacernos comprender que tienen un valor mucho más que el objeto en si mismo, Leonardo Boff nos dice “los objetos domesticados comienzan a hablar y a contar la historia del juego con el hombre”.

A finales del año pasado visité una exposición en el Circulo de Bellas Artes de Madrid el título era “Hiperobjetos” no sabía muy bien de que trataba, pero hablaba de los objetos y de la tecnología, y pensé que podría tener relación con este libro que estaba leyendo, Hiperobjetos es un concepto un poco difícil de entender, según he leído son las cosas que se distribuyen masivamente en tiempo y espacio con los humanos, no los produce el ser humano, los acepta o no y tienen que ver por ejemplo con el cambio climático o la pandemia, tienen una presencia y un impacto en nuestra percepción del mundo. Cuando Soetsu Yanagi escribió este libro no existía la tecnología que tenemos hoy en día, seguramente no existía el concepto de hiperobjetos, pero yo me preguntó según su filosofía y el pensamiento tradicional pueden considerarse un riego para perder la belleza de lo cotidiano o se pueden incluir en nuestras vidas a través de un proceso de transformación donde cada uno de nosotros según nuestras culturas y experiencias vividas creemos nuestro propio mundo visual y también estén incluidas en la belleza de lo cotidiano.

En mi cuaderno de lecturas La belleza del objeto cotidiano lo destaco como un libro muy especial, no sólo es un libro a través del cual conocemos la artesanía japonesa sino también conocemos la forma de sentir de esta cultura, de cuidar de lo suyo y de sus actitudes ante la vida y el arte. Y a los que lo leemos nos enseña a valorar los objetos que nos rodean.