Título: « Don
Quijote de la Mancha»
Edición de John Jay
Allen
Edición ilustrada
por Pilar Coomonte
Autor: Miguel de
Cervantes
Ediciones Cátedra
S. A. Madrid 1981
N.º de páginas 583
Hace ya unos años
me compre esta edición comentada de la editorial Cátedra con la
intención de leerla, pero en una vida con muchos proyectos, El
Quijote quedaba aplazado ya que siempre iba a tener tiempo para
leerlo. Debido a mi trabajo de maestra me he encontrado con diversas
ediciones infantiles o adaptaciones de los capítulos más conocidos
como si eso fuera suficiente para conocer esta gran obra de la
literatura, pero ha sido en este recién acabado 2017 cuando he
concluido mi gran deuda pendiente. Poco voy a poder decir de un libro
que se ha escrito todo pero si puedo comentar mis impresiones
personales acerca de su lectura.
Comencé por el
prólogo siendo una parte del libro donde Miguel de Cervantes parece
que critica a su propio libro de todo aquello que no tiene y de lo
que le ha desprovisto, es un prólogo muy original para la época en
que fue escrito en el que incluso incluye diálogos. Yo creía que su
lectura iba a ser pesada y angosta sin embargo han sido pasajes muy
divertidos y llenos de humor, Cervantes te pone realmente en
situación y es muy fácil comprender los comportamientos de El
Quijote, Sancho Panza y de sus vecinos. Al leerlo todo me ha
resultado muy familiar como si formara parte de mi vida y no es por
haber leído las adaptaciones infantiles o por haber visto secuencias
televisivas sino porque está escrito en un castellano que me
recuerda a mis abuelos, está lleno de frases hechas, refranes y
palabras o expresiones antiguas que se las oía decir a ellos: «…me
ha molido a palos con el tronco de una encina...» «...pagan a las
veces justos por pecadores...» «sin considerar que muchos van por
lana y vuelven tresquilados» «...le podía suceder aventura que
ganase, en quitame allá esas pajas...» «… y es menester deshacer
este tuerto a todo mi poderío...».
En esta edición junto a la lectura nos acompañan unas bellas ilustraciones hechas en blanco y negro por Pilar Coomonte, están llenas de expresividad e ilustran los textos más significativos.
Es curioso como llegando a los capítulos de las aventuras del
Quijote se despierta en mi un sentimiento de pena que jamás me
hubiera imaginado que me ocurriría. Y es que al leerlo me parece
totalmente verídico y que el Quijote es un personaje que existió y
que sus aventuras fueron reales y siento pena porque se muestra como
una persona desvalida que a pesar de su atrevimiento e impedido por
su locura los demás obran contra él para defenderse o se burlan de
sus acciones. La última parte donde es encerrado en una jaula es
realmente conmovedora.
Me he acostumbrado a leerlo con el castellano de la época y es
enriquecedor lo culto que es en alguna parte frente a los vulgarismos
que utiliza en boca de algunos personajes como Sancho Panza. A través de los diálogos entre estos dos protagonistas nos trasmiten ejemplares enseñanzas.
Me ha sorprendido la imagen liberal que da Cervantes de la mujer a
través de la historia de Crisostomo y Marcela, ha escrito todo un
monólogo donde Marcela defiende que quiere vivir sola en los campos
y que por su condición de ser hermosa no está obligada a amar a
quién le ama. Es sorprendente que para la época del siglo XVII se
defienda abiertamente este punto de vista.
Capítulo tras capítulo Don Quijote y Sancho Panza van siendo dos
personas que se les coge cariño, Cervantes hace que se les quiera y
hace sentir al lector como un personaje más que escucha las
historias.
Es un libro de otros libros, antes de leerlo creía que la novela
narraba exclusivamente las aventuras del Quijote sin embargo
Cervantes entrelaza otras muchas aventuras referidas a otras damas y
a otros caballeros. A través de estos cuentos nos habla de cómo son
las relaciones de la época, cual es la condición de la mujer fuera
y dentro del matrimonio y aunque esto ocurre también se ve la
universalidad de sus palabras por encima de los condicionamientos
sociales. No es tanto lo que dice sino como lo dice, las
observaciones casi psicológicas que hace de sus personajes. Es
asombroso el derroche de imaginación de nuestro autor que además
muy astutamente pone en boca de otros para decir lo que en la época
no estaba permitido, como la misma obra que según Cervantes nos dice
que es una obra escrita por un escritor árabe Cide Hamete Bengali.
Siempre me he sentido muy quijotesca, pero no sé si es que he
cambiado o me ha cambiado su lectura pero ahora me siento más cerca
del luchador Sancho Panza que del desvencijado Quijote.
Concluida una importante deuda pendiente siento una gran
satisfacción, es como si se hubieran llenado de experiencias un gran
vacío que tenía, todo aquel que hemos leído El Quijote parece obligado que
recomendemos su lectura, en mi caso no sólo la recomiendo porque sea
una obra de la literatura universal, divertida y enriquecedora sino
porque nada es igual a que te lo cuenten como a que uno viva sus
propias experiencias. Me ha gustado terminar el año con esta gran
obra.